martes, 26 de noviembre de 2013

No le veo fin al saco y solo puedo ahogarme entre la tela de esta bolsa infinita en la que dios nos carga por todas partes, como confites que se lleva a su ardiente boca:  uno por uno nos mastica y somos deliciosos, pesados y grasosos, duros e insípidos, pero… deliciosos:           

La boca de Dios es un enorme caleidoscopio que refulge con la fuerza de miles de Canis Mayoris, que cantan entre sus cristales cada vez que pega un mordisco, y en su lengua habitan cientos de hermosos cadáveres, innumerables cadáveres… que… serían imposibles de identificar porque, todos se convierten inmediatamente en polvo, 
polvo y diamante."